viernes, 27 de julio de 2007

The last unicorn

los dibujos animados más bonitos que he visto en mi vida



when the last eagle flies
over the last crumbling mountain
and the last lion roars
at the last dusty fountain
in the shadow of the forest
thought she may be old and worn
they will stare unbelieving
at the last unicorn
when the first breath of winter
through the flowers is icing
and you look to the north
and a pale moon is rising
and it seems like all is dying
and would leave the world to mourn
in the distance hear her laughter
of thee last unicorn.
I'm alive
I'm alive

when the last moon is cast
over the last star of morning
and the future is past
without even a last, desparate warning
then look into the sky where
through the cloudes a path is formed
look and see her how she sparkles
it's the last unicorn

I'm alive
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La unicornio vivía en un bosque de lilas, completamente sola. Era muy vieja, aunque no lo supiera, y ya no tenía el negligente color de la espuma del mar, sino más bien el de la nieve que cae en las noches iluminadas por la luna. Pero sus ojos todavía eran límpidos e inquietos, y se movía como una sombra sobre el mar.
No se parecía en nada a un caballo astado, tal como suelen pintar a los unicornios. Era más pequeña, con las patas hendidas, y poseía esa gracia antigua y salvaje que los caballos nunca han tenido, que los ciervos intentan imitar tímidamente y que las cabras parodian en sus brincos burlones. El cuello, largo y esbelto, producía la impresión de que la cabeza era de menor tamaño, y la crin que le llegaba casi hasta la mitad del lomo era suave como la pelusa del diente de león, fina como los cirros. Tenía las orejas puntiagudas y las patas delgadas, con plumas de pelo blanco en los tobillos, y el cuerno que se alzaba entre sus ojos brillaba y se estremecía con su propia luz perlina aun en la más profunda de las noches. Con él había matado dragones, sanado la herida envenenada y sin cicatrizar de un rey y derribado castañas maduras para alimento de los oseznos.
Los unicornios son inmortales. Su naturaleza exige que vivan solos en un único lugar, por lo general un bosque donde haya un estanque de agua lo bastante clara como para mirarse en ella; pues son un poco vanidosos y saben perfectamente que son los seres más bellos del mundo..., y mágicos, además. Se aparean con escasa frecuencia, y no hay lugar más encantado que aquel en el que ha nacido un unicornio. La última vez que ella había visto a otro unicornio, las doncellas que aún venían en su busca de vez en cuando le habían llamado en una lengua diferente; pero entonces no tenía idea de meses, años o siglos, ni siquiera de estaciones. Siempre era primavera en su bosque, dado que ella vivía allí, y se pasaba el día vagabundeando entre las grandes hayas, velando por los animales que vivían en el suelo y bajo los matorrales, en nidos y en cuevas, en madrigueras y en las copas de los árboles. Generación tras generación, lobos y conejos por igual cazaban, amaban, criaban y morían. Y como ella no hacía ninguna de estas cosas, jamás se cansaba de observarlos.

Peter S. Beagle

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